Kinuma, la familia que juega unida se mantiene unida

La idea de Kinuma nació en el interior de un coche de camino a la playa. Era 2007 y el momento vital de Núria Vila y Markus Krykorka, que acababan de ser padres de Kilian, su primer hijo, fue decisivo para que esa idea se materializara en forma de tienda de juguetes. En aquel momento, estaban un poco agobiados buscando juguetes de calidad para su hijo, como los que Markus todavía conservaba de su infancia en su Alemania natal. Pero algo me dice que su gen emprendedor les hubiera llevado a inventar el negocio que hubiera hecho falta.

Todas las #historiasbonitas despiertan en mí alguna emoción, y, en este caso, debo confesar que la historia de Núria y Markus me provoca envidia sana. Ellos han sido capaces de llevar la expresión “empresa familiar” a otra dimensión y han adaptado su negocio a su estilo vida (y no al revés): viven en un pueblo, llevan a sus hijos al colegio, pasan el día trabajando juntos y buena parte del tiempo se lo pasan jugando en familia (por exigencias del guion). Calidad de vida en estado puro, amigos.

 

 

Una historia de amor

Núria lleva en sus genes esto de emprender: su padre ha tenido toda la vida un negocio y la mitad de sus hermanos son autónomos. Es un torbellino, energía pura. Es muy sociable, inquieta, una early adopter de las nuevas tecnologías y una amante de la decoración.

Markus es emprendedor por naturaleza, aunque en su caso no le viene de familia (sólo su hermano y él han emprendido). Es divertido, creativo y, como buen alemán, tranquilo y con los pies en la tierra. Es el master and commander de los juegos de mesa. ¡No le retéis nunca, avisados estáis!

¿Su secreto? Sus firmes valores: ven siempre el vaso medio lleno, tienen las ideas muy claras y profesan el amor a la familia por encima de cualquier cosa. ¡Chapeau!

 

Nos conocimos en Múnich”, me cuentan. Núria había estudiado Turismo en Barcelona y su curiosidad por los idiomas la llevó a estudiar alemán e irse como Gaststudent (estudiante invitada) a la capital bávara. Markus había estudiado Diseño comunicativo y, antes de que acabara los estudios, ya había formado su primera empresa (de informática) con unos amigos.

En 2002 deciden venir a Cataluña. “Venía para probar, pero ya llevo 15 años aquí”, bromea Markus. Al principio, los dos trabajaron por cuenta ajena: Markus era diseñador gráfico en una impresa de importación, mientras seguía haciendo algún trabajo como freelance, y Núria trabajaba en una empresa de atención al cliente internacional. “Hasta que me quedé embarazada y las cosas cambiaron”, dice Núria.

 

 

Aunque siguieron con sus respectivos trabajos, aquel embarazo representó su punto de inflexión y la idea de crear un negocio propio cobró forma. Kilian nació en marzo de 2007 (acaba de cumplir 10 años) y, en setiembre de ese mismo año, surgió la idea de crear una tienda de juguetes online. “Queríamos otro tipo de juguete para nuestro hijo, más sostenible y educativo, que no fuera de plástico, donde no predominaran las luces y ruidos. Buscamos un poco por internet y nos extrañó que en España no existiera esa idea de negocio. Había solo una tienda parecida, pero cerró al cabo de poco”, me explican.  “Alemania es la cuna de este tipo de juguetes y, como los dos hablábamos alemán, nos resultó sencillo contactar con diferentes proveedores”.

Fueron unos meses de infarto compaginando su nuevo negocio con sus respectivos trabajos. “No queríamos abrir hasta no tener al menos 200 referencias en la tienda”, comentan. Finalmente, Nuria dejó su trabajo y, poco después, en abril de 2008, siete meses después de que surgiera la idea, lanzaron Kinuma al mundo, con una web hecha íntegramente por Markus.

Durante dos años, ella llevó la empresa en solitario y Markus, que seguía con su trabajo, le ayudaba en el diseño de banners y maquetación de la web. “Aunque, gradualmente y sin darnos cuenta, pasé de hacer alguna cosa puntual para la tienda a dedicarle parte de mi jornada laboral. Hasta que dejé mis otros trabajos para formar parte de la empresa al 100%”, afirma Markus.

 

 

“Mucha gente sigue pensando que tener una tienda online es muy fácil. Pero requiere mucho tiempo y esfuerzo, porqué si no te das a conocer no existes”. Núria tenía claro que parte de su esfuerzo tenía que ir enfocado a convertir Kinuma en un referente en el sector. Así que, tan sólo 20 días después de abrir la tienda, lanzó su primera campaña de publicidad en Google (en aquel entonces, Google Adwords).

Luego vinieron los primeros contactos con blogs de maternidad con el intercambio de banners y las primeras reseñas sobre Kinuma en Deco Peques y Bebés y más, entre otros. “También nos funcionó muy bien el darnos a conocer en las ferias de Navidad que organizaban en las ciudades de alrededor y asistir a las ferias naciones e internacionales, como la Feria del Juguete de Nuremberg, la más importante del sector”, comenta Markus.

 

 

Y en pleno boom de las redes sociales, Núria quedó atrapada por el universo Hello! Creatividad [os recomendaba esta plataforma online en este post]. “Hice varios cursos y, aunque el blog Kinuma + personal no lo notó mucho, me abrió la mente y me supuso un contacto con el mundo exterior”, afirma. Podéis leer la entrevista que le hicieron las chicas de H!C a Núria aquí.

En uno de estos cursos, conoció, entre otras, a las que ahora son sus socias en Blogs & Cava, un espacio de encuentro entre bloggers de diferentes temáticas a través de afterworks bimestrales en la ciudad de Barcelona [os hablaré de ello en otro post]. ¡Y Kinuma despegó!

 

 

La importancia de conciliar

“Es cierto que, desde noviembre a principios de enero, trabajamos lo que no está escrito, porqué tenemos que servir a todos nuestros clientes de cara a las Navidades. Durante estos meses, no podemos disfrutar mucho de nuestros hijos, pero el resto del año lo compensamos. La conciliación es muy importante para nosotros y, trabajando por cuenta propia, aunque le dediques muchas más horas, consigues ser más flexible. Así lo vivimos cuando nació nuestro segundo hijo, Max. Para nada volveríamos atrás”, me explican.

Kilian y Max son, sin duda, partes importantes de Kinuma. “Son nuestro departamento de testing. No incluimos ningún juguete en el catálogo hasta que ellos han jugado con él y nos dan su ok. En Kinuma, sólo encontraréis lo que nosotros compraríamos a nuestros hijos, es nuestra filosofía”, afirman. “En casa también hay juguetes de otras tiendas, somos muy fans de Lego, por ejemplo. Y, ahora, ya estamos empezando a investigar sobre robótica, porqué ellos nos lo piden. Así que pronto tendremos también este tipo de juegos en la tienda”.

 

 

Tal y como me cuentan, los dos hermanos son muy diferentes entre sí: Kilian, al igual que su padre, adora los juegos de mesa, leer y seguir instrucciones. Max, como Núria, es más activo y prefiere juegos más imaginativos para crear sus propios mundos. ¿Forman o no forman un equipo perfecto esta familia?

 

 ¿De dónde viene el nombre de Kinuma?

Son las dos primeras letras de nuestros nombres y el de Kilian: Ki + Nu + Ma. Cuando nació Max, sin haberlo pensado antes, nos dimos cuenta que también tenía cabida en el nombre y decidimos dejarlo así.

 ¿Tuvisteis algún miedo al principio?

La verdad es que nunca hemos tenido ningún miedo. Para nosotros, emprender era una opción real y somos de la opinión que si un negocio no funciona no se acaba el mundo, se empieza otro negocio. Quizás ahora, que ya tenemos personal (dos mamas de la escuela de nuestros hijos que nos ayudan en la tienda), sí que nos dé un poco más de vértigo, porqué hay alguien que depende de nosotros, pero miedo no.

¿Cómo es vuestro día ideal?

Cualquier plan que implique pasar tiempo los cuatro juntos. La verdad es que hemos construido nuestra familia alrededor de nuestro negocio, nos encaja a los cuatro, así que vida personal y la profesional van siempre de la mano.

 ¿Qué tal se lleva el trabajar con la pareja?

Nosotros lo llevamos genial. Es cierto que estamos en un negocio muy innovador en el que hay que buscar cosas nuevas todos los días y ahí es donde a veces no estamos de acuerdo. Pero desde que cada uno lleva sus propias responsabilidades e, incluso, sus propios proveedores la cosa va como la seda.

¿Cómo tiene que ser un buen juguete?

Un adulto juega para divertirse, pero un niño juega por jugar. Por eso creemos que un buen juguete tiene que ser:

  1. Seguro: ¿por qué buscamos la mejor sillita del mercado o nos informamos sobre el mejor tipo de alimentación para nuestros hijos y, en cambio, ni nos preocupamos de si un juguete es o no es seguro? Con un mal juguete un niño puede morir. Hay que ser muy estricto en este tema.
  2. Sostenible y de calidad: no sólo en lo referente a los materiales más duraderos, sino también en que el juguete sea indicado para franjas amplias de edad. Nuestros hijos tienen juguetes con los que han jugado muchos años y en cada edad lo han adaptado a sus habilidades.
  3. Educativo: a través del juguete, el niño debe poder extraer algún tipo de aprendizaje o potenciar alguna habilidad.

¿Dónde encontráis la inspiración para seguir?

Está claro que, para nosotros, nuestra fuente de inspiración son Kilian y Max. Kinuma empezó buscando los mejores juguetes para nuestros hijos y es lo que nos mantiene con la misma ilusión que la del primer día.

Recomendadme una cuenta de Instagram.

Hay muchas y me cuesta decidir, pero destacaría tres: la primera es @teaonthemoon. Conocemos a Bego personalmente y es pura inspiración. Su blog Tea on the moon no tiene desperdicio. La segunda es Bea de @conbotasdeagua. Su blog es uno de los de referencia a nivel nacional e internacional y ¡ella es un amor! Por último, me encanta @monicabedmar, su fotografía es especial, muy artística.

¿Tenéis algún otro proyecto en mente?

Acabamos de lanzar nuestra segunda tienda online: se llama Decology y, siguiendo la filosofía de Kinuma, en ella encontraréis los objetos de decoración que nosotros tendríamos en nuestra casa. Esperamos que en breve ya esté operativa. De momento, podéis seguirnos en Instagram y Facebook.

 

Espero haberos transmitido todo el entusiasmo y pasión que ellos mismos desprenden cuando hablan de su familia (entiéndase familia como Núria, Markus, Kilian, Max y Kinuma). Porqué Kinuma ya no es sólo una tienda de juguetes, es el quinto miembro de la familia Krykorka Vila.

¡Feliz día a todos!

 

Fotos: Mònica Bedmar

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